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Análisis Económico Know Square - Junio 2016 - La hora del euro

Los británicos han votado y han decidido abandonar la Unión Europea. Que se haya votado lo que se votaba u otra cosa es una duda que no se despejará. La añoranza de los mayores por una Gran Bretaña más fuerte e independiente (“give me my country back”), el miedo defensor del statu quo por parte de la población más vulnerable, los jubilados, el voto de protesta de las clases medias empobrecidas (gran caladero de votos del populismo, no solo en Gran Bretaña, sino también en Francia, Holanda, Alemania, Austria o la propia España), la saturación ante los mensajes alarmistas, la animadversión ante una Unión Europea burocrática y lenta, el voto de castigo al Gobierno, el refugio en el nacionalismo frente a la inexorable globalización han tenido con seguridad su impacto. El resultado es un país dividido, en que Escocia, Irlanda del Norte y Londres prefieren de forma mayoritariamente seguir en la UE, pero el resto de la Gran Bretaña ha decidido que no.

La hora del euro

Todos los votos valen igual, el resultado del referéndum era posible aunque poco esperado, y ahora hay que aceptarlo. No obstante los políticos de todo el mundo desarrollado deberán reflexionar sobre qué han querido decir los británicos con su voto. La corrección política no permite hablar abiertamente de un tema que, en realidad, preocupa a una buena parte de la población de los países ricos: la inmigración. La dificultad de integración de los inmigrantes en una cultura nacional consolidada, el uso o abuso del estado del bienestar, de los servicios sociales que, necesariamente son limitados y que la población nacional considera en cierta medida propios, la competencia por un puesto de trabajo no excesivamente bien pagado, son temas que preocupan a mucha gente. Pero no lo suficiente a aquella gente que, por su formación, por su posición económica y social, ve en la globalización una oportunidad y que lidera el mundo de la empresa o de la política. Quizás el referéndum británico sirva para que los que deciden tomen conciencia de la gravedad del problema.

Ahora se abre un proceso de dos años para pactar el proceso de desvinculación de la Gran Bretaña respecto a la Unión Europea, a contar desde el momento en que soliciten formalmente la salida. Se abre también la oportunidad de que la Unión dé un paso adelante, acelerando una mayor integración de sus miembros. Alemania y Francia, junto a Italia y España, tienen que decidir qué hacen con la Unión Europea: ¿Vamos hacia una auténtica Unión, hacia unos Estados Unidos de Europa? ¿O nos quedamos en una zona de libre comercio? Se abre también la posibilidad de que Reino Unido reconsidere su posición, y tras unas nuevas elecciones plantee un nuevo referéndum. 

La construcción del euro ha sido larga y costosa, también claramente fructífera. Tras la moneda única y el banco central y supervisor bancario único, se avanza hacia una mayor coordinación de los presupuestos, hacia una unión fiscal, en último término hacia una unión política. La unión hace la fuerza, y en un mundo global con superpotencias cada vez más poderosas los países europeos continentales tienen que ver si quieren tratar de tú a tú a China y Estados Unidos, o pasar a la insignificancia. La opción parece clara.

Ha llegado la hora del euro. Todas las acciones que se tomen deben ir dirigidas a dejar bien claro que el euro está para quedarse, puesto que es la base sobre la que deberá construirse la Europa Unida. La salida de Reino Unido de la Unión Europea no condiciona la continuidad del euro, puesto que de él no formaba parte ni estaba prevista su entrada. 

Evidentemente, la economía sigue su curso. Las grandes empresas europeas, incluidas las británicas, tanto mañana como el mes que viene, y el año que viene, seguirán produciendo y vendiendo lo mismo o parecido a lo que hubieran producido y vendido si el resultado del referéndum hubiera sido el contrario. Con los matices determinados por la oscilación de tipo de cambio a corto plazo, y por la redefinición del marco regulatorio a medio. Pero las grandes compañías globales seguirán su curso, que básicamente es el del mundo. Sin que varíe significativamente su valor fundamental.


Muchas gracias.


© Ofelia Marín-Lozano
Consejera Delegada
1962 Capital SICAV, S.A

© Know Square S.L.


Adjunto
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