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El Humanismo Cristiano (Discurso de José Manuel Otero Novas)

Reproducimos a continuación las palabras pronunciadas por D. José Manuel Otero Novas, con motivo de recibir el pasado 17 de abril de 2008 la Medalla de Oro de la Fundación Universitaria San Pablo CEU. Se trata de una conferencia cuyo eje longitudinal radica en el Humanismo Cristiano que José Manuel postula. Pero también se percibe un eje transversal, otra vez la cruz, en el que rezuma un amor por España, pasión por su tierra y por las gentes que en ella habitan, que ciertamente no pasa desaperci...

Reproducimos a continuación las palabras pronunciadas por D. José Manuel Otero Novas, con motivo de recibir el pasado 17 de abril de 2008 la Medalla de Oro de la Fundación Universitaria San Pablo CEU. Se trata de una conferencia cuyo eje longitudinal radica en el Humanismo Cristiano que José Manuel postula. Pero también se percibe un eje transversal, otra vez la cruz, en el que rezuma un amor por España, pasión por su tierra y por las gentes que en ella habitan, que ciertamente no pasa desapercibido para nadie que lea estas líneas.


DISCURSO ÍNTEGRO

Una de las experiencias verdaderamente satisfactorias de mi vida ha sido la de mi participación en las Obras de esta Casa: por sus fines, por la actividad y por los magníficos compañeros con los que he compartido –y en alguna medida sigo compartiendo- trabajos e ilusiones. Cuando Alfredo Dagnino me comunicó el acuerdo de otorgarme la medalla de Oro, le dije varias cosas, todas ellas sinceras: que no me considero acreedor a tal distinción, que la acepto muy complacido y que estoy agradecido, a él por su propuesta, al Patronato por el acuerdo, y a toda la Fundación por su apoyo. Ahora lo reitero en público y extiendo mi gratitud a Don Teófilo González Vila por su laudatio, que me resulta excesiva, aunque proceda de una mente tan profunda y brillante como la suya. Es un amigo ya antiguo y que nunca ha dejado de serlo. Mi gratitud también a todos ustedes, señoras y señores, amigos, por su presencia y por lo que su asistencia a este acto significa. Muchas gracias.

Este podría ser para mi el momento de expresar la gratitud y admiración que siento hacia personas, a las que he tenido la fortuna de tratar aquí, desde hace más de 40 años: Fernando Martín Sánchez Juliá, Alberto Martín Artajo, José Ortiz Díaz, Federico Silva Muñoz, Alfonso Osorio, Jacobo Cano, Abelardo Algora, Rafael Alcalá Santaella, Alfonso Coronel de Palma...Me gustaría decir, de los mencionados y de algunos otros más, cosas ciertamente importantes, pero no puedo. Para no abusar de su atención, me veo en la ingrata necesidad de elegir. Y yo creo que mi deber hoy, cuando se me honra con esta Medalla de Oro, consiste en manifestar la razón por la cual, alguien como yo, puede entregar desinteresadamente tantas horas, en no pocos años, a la FUSP y a sus obras conexas. Voy a hacerlo.

Esta Casa no oculta que sus mensajes se emiten desde la revelación cristiana. No hay camuflaje. Confiesa su pretensión asociativa de formar cristianos para la vida pública, y en el particular campo educativo, dentro de un clima de excelencia intelectual, utilizando conceptos de quien era Cardenal Ratzinger, quiere extender entre sus alumnos la simpatía hacia lo cristiano. Pero, con ese impulso cristiano siempre ha bajado un peldaño más hacia lo secular, promoviendo con otros el Humanismo Cristiano. Porque la doctrina cristiana no es puramente angélica o sólo trascendente. Tiene una doble dimensión, la vertical que marca la relación del hombre con Dios, pero también la horizontal que contempla la vida del hombre respecto de los demás hombres. Sería –y es- una grave mutilación de lo cristiano, pensar o hablar de ello como si sólo tuviera esa dimensión horizontal.

Pero no puede decirse que lo temporal sea algo secundario o despreciable. Dicen las Escrituras que "el que no ama a su hermano, a quien ve, no es posible que ame a Dios, a quien no ve". Hay un conjunto de mandatos religiosos, establecidos por Dios y dirigidos al comportamiento del hombre respecto de otros hombres. Unos lo son de formulación positiva, "Ama al prójimo como a ti mismo", "Honrar padre y madre". Y otros con planteamiento en principio negativo, pero con lecturas y consecuencias también positivas, como son los Mandamientos del 5º al 10º.

Pero, además de ello, hay otros criterios contenidos en la Revelación, que sin ser mandatos, implican consecuencias temporales para los creyentes. Por ejemplo: si el hombre según la Fe es libre en medida suficiente para hacerle responsable de una parte de sus actos ante Dios, ha de traducirse necesariamente en una filosofía humana y temporal que afirme y desarrolle los conceptos de libertad y responsabilidad. Ya que cualquier otro comportamiento sería esquizofrénico.

Inmediatamente ligado a la revelación cristiana, hay pues un cuerpo de doctrina y una serie de exigencias, derivadas de la Fe, que tienen diferentes grados de vinculación con lo dogmático y que por ello, a ciertos niveles, pueden ser objeto de discrepancias entre cristianos, sin perder la Comunión con la Iglesia, pero que a mí me parece que, salvo convicción personal contraria, deben ser promovidos por los cristianos, como un deber derivado de su Fe. Podemos conceptualmente distinguir entre, por una parte, lo específicamente dogmático con las consecuencias y exigencias de la Fe, y, por otra, la "cultura cristiana" o "Humanismo Cristiano" que, aun derivado de la Revelación, se proyecta más directamente en el ámbito de lo temporal.

A los efectos de mi discurso interesa señalar que este "Corpus" de cultura cristiana, el Humanismo Cristiano, no es en modo alguno exclusivo de los cristianos. Es susceptible de ser compartido con no cristianos, dado que es un segundo escalón situado en lo secular, y existen amplias capas de la sociedad occidental que han sido educadas en ello, y aceptan o pueden aceptar la misma filosofía, aunque desvinculándola de apoyaturas religiosas. Lo comprobamos con la idea del Derecho o Ley Natural, que hoy nos resulta imprescindible recuperar, lo cual es fácil para los cristianos, porque si existe un Dios personal y creador, la Ley en la Naturaleza es una consecuencia lógica; pero también los no cristianos pueden admitir y deben investigar cuáles son las reglas de la naturaleza, del Cosmos y de su propia existencia, cuya contradicción es incompatible con el mantenimiento de la Vida o con el logro de una vida digna. De suerte que es posible y necesaria la confluencia de creyentes y no creyentes.

Desde la política, para ampliar nuestro radio de acción, algunos amigos demandan que sustituyamos el concepto de Humanismo Cristiano por el de Humanismo Occidental. Yo reitero desde aquí mi disconformidad con esa propuesta: de un lado porque, como vamos a ver, los no creyentes también poseen inteligencia y son capaces de distinguir la religión de los subproductos culturales de la misma, pero de otro porque desvincular de los Evangelios nuestro Humanismo equivale a dejarlo sin savia y secarlo. Le pasará como a las flores que cortamos del campo y llevamos a los jarrones de nuestras casas. Lucen algunos días, se amustian luego y acaban por tirarse a la basura como estorbos inútiles y molestos.

Apoyaturas de la tesis anterior:

A.- La confluencia que yo propugno, no es una adaptación discutible y oportunista a las corrientes secularizadas del momento. Lo ha dejado dicho, en el siglo Primero, el Patrón de esta Casa, San Pablo, señalando que "...los gentiles, guiados por la razón natural,..., cumplen los preceptos de la Ley" y que "...los preceptos de la Ley están escritos en sus corazones". Cierto es que, como razona el Cardenal Rouco en sus magníficos trabajos sobre los Derechos humanos, su único fundamento auténticamente inconmovible es el teológico. Pero el mismo autor, que analiza los aspectos históricos, jurídicos, filosóficos, sociológicos, no deja de reclamar ahí mismo la imperiosa necesidad de recuperar el concepto de ley natural, ni de estimular en múltiples ocasiones la búsqueda por cristianos y no cristianos de bases comunes de pensamiento y de acción por debajo de lo teológico. Y por lo mismo, cuando la Iglesia Católica construye su llamada "doctrina social", sus Fuentes son los Libros y Textos Sagrados, con la Tradición como complemento, pero también "los valores éticos contenidos en la ley natural".

B.- Entre las personalidades que coinciden con mi línea de discurso, voy a citar tan sólo a los contemporáneos actuantes tras la 2ª Guerra Mundial. Muchos de ellos son escritores católicos, como Thomas S. Eliot, que habla del cristianismo y Europa en términos parecidos a los de Toynbee. Y Luigi Giussani, que tiene escrito acerca de los valores de la cultura occidental que están tomados del cristianismo, concretando los siguientes: persona, trabajo, materia, progreso, libertad...

C.- Hay pensadores cristianos o próximos a lo cristiano que lo apoyan: Arnold Toynbee, cuando dice que los pueblos del Occidente no son ya cristianos, advierte que, sin embargo, se caracterizan por ser "ex-cristianos", nota de la que no pueden desposeerse; el cristianismo es el suelo y la savia de su cultura, hasta tal punto que algunos de los últimos productos anticristianos del pensamiento Occidental, como el marxismo, germinó en la base y el humus judeocristiano; y otro tanto puede decirse de la Revolución francesa, beligerante y furiosamente anticristiana, pero inconcebible sin la componente cristiana y aun milenarista de personajes como Robespierre. El profesor Van Kley publicó en 1996 en Yale un libro significativamente titulado "Los orígenes religiosos de la Revolución francesa"; Karl Popper, látigo de todos los totalitarismos del siglo XX, alejado no obstante de posiciones manchesterianas o del "laisses faire", confiesa en su obra cumbre "La sociedad abierta y sus enemigos", que ha llegado a sus muy influyentes conclusiones por la doble vía de su razonamiento filosófico y de los criterios del cristianismo.

D.- Pero este criterio también lo encontramos en personas y grupos con posiciones distantes, aunque no necesariamente enemigas: Habermas, filósofo materialista procedente de la célebre Escuela de Frankfurt, en el Diálogo con Ratzinger en la Academia Católica de Munich de 19 de Enero 2004, dice: "...la influencia recíproca del cristianismo y de la metafísica griega...ha fomentado la asunción de ideas genuinamente cristianas por parte de la filosofía. El concepto de un ser humano a imagen y semejanza de Dios ha dado lugar a la idea de que todos los hombres poseen la misma dignidad, que debe respetarse incondicionalmente. Nuestros criterios de responsabilidad, autonomía y justificación, historia y recuerdo, recomienzo, innovación y retorno, emancipación y realización, renuncia, interiorización y encarnación, individualidad y comunidad, vienen de lo cristiano. Esta tarea ha transformado el sentido religioso original de los conceptos, pero sin deflaccionarlo y consumirlo hasta dejarlo vacío. Así se expande el contenido de los conceptos bíblicos más allá de la frontera de una comunidad religiosa hacia el público general de creyentes y no creyentes".

El también filósofo materialista, el español Gustavo Bueno, ha lanzado en 2007 un libro titulado "La fe del ateo" en el que analiza con detalle y profundidad la penetración de lo religioso y cristiano en todas las facetas culturales y políticas de Occidente. Hasta el punto de que él se define, alguna vez lo hizo en esta Aula, como ateo-católico; y lleva mucho tiempo defendiendo principios y posiciones católicas con una gallardía que nos sorprende.

André Compte-Sponville difundió en 2003 su libro "A-t-on encore besoin d’une religion? ¿Es necesaria aun una religión?, donde se declara ateo, pero reconociendo que asume los valores judeocristianos. Ya antes Karls Jaspers, sin fe religiosa, había dicho que en filosofía debía tomarse en serio la fe revelada, debido a su poderoso influjo en la historia y al altísimo rango ético y espiritual de algunos creyentes.

Cuando comenzando el siglo XXI la derecha integrada en la Internacional Demócrata cristiana y liderada entonces por el Partido Popular español, decide eliminar de su rótulo y de sus fundamentos la referencia al humanismo cristiano e, inmediatamente, la derecha europea propone o acepta prescindir de cualquier mención a las raíces cristianas del Continente en un proyecto de Constitución. Al margen de que ello no impidió que sus responsables fueran acto continuo derrotados políticamente, surgen en España significativos líderes del PSOE (José Bono, José Blanco...) que, rescatando la bandera abandonada, reclaman el Humanismo Cristiano como elemento de inspiración en el PSOE. Y con ello siguen la tradición del socialismo europeo, en la que ya estuvo inserto hace doscientos años Saint Simon, y que fue potenciada por los socialistas alemanes en su Congreso de Bad Godesberg en 1959, cuando afirmaron que "el socialismo democrático...en Europa tiene sus raíces democráticas en la moral cristiana, en el humanismo y en la filosofía clásica".

En Diciembre de 2007, el Presidente Sarkozy, que defiende la laicidad de Francia y afirma que no puede decidir por consideraciones religiosas, proclama que "la fe cristiana ha penetrado en profundidad en la sociedad francesa, su cultura, sus paisajes, su forma de vivir, su arquitectura, su literatura..." Considera que hay que "revitalizar las raíces cristianas de Francia" e invita a los católicos a que "no teman afirmar lo que son y en lo que creen."

E.- La tesis que yo sostengo, no sólo la apoyan los católicos, los próximos y los distantes respetuosos, sino también incluso muchos de entre quienes pretenden borrar del mundo el catolicismo y la idea de Dios: Michel Onfray, en su Tratado de ateología publicado en 2005, donde llega a rechazar la condescendencia, la neutralidad y la igualdad para las ideas religiosas, advierte sin embargo que: "La época en que vivimos no es atea...sigue siendo cristiana y mucho más de lo que parece" (pág.59), que "Nunca como hoy lo que el siglo XVIII conoció con el nombre de antifilosofía...el retorno de lo religioso...ha adquirido tanta vitalidad" (pág. 54), que "Muchos individuos que se creen ateos profesan sin darse cuenta una ética, un pensamiento y una visión del mundo atravesada de judeocristianismo" (pág. 61), que "Existe un negador de Dios que afirma al mismo tiempo la excelencia de los valores cristianos y la índole insuperable de la moral evangélica" (pág. 71). "El pensamiento laico no es un pensamiento descristianizado, sino cristiano inmanente". "Estamos moldeados por dos mil años de monoteísmo bíblico...públicamente la religión laicizada de Cristo lleva la batuta".

Y el científico Richard Dawkins, en el más famoso libro antirreligioso de los últimos cien años, "The God delusión", "El espejismo de Dios", del año 2006 , con una pasión y simplismo maniqueo impropios de su alto prestigio intelectual, promueve un movimiento contra las ideas religiosas y cristianas, la "salida a la luz" de todos los ateos, como antes hicieron los "gay", para juntar una "masa crítica" que pueda compensar y oponerse a la religiosidad dominante. Y porque ello ha sido así en todo el Occidente, el Humanismo cristiano no sólo cuenta entre sus cultivadores a San Pablo, a Erasmo, a Moro, a Dante, a Vitoria, a Suárez, a Inocencio IV o a Bartolomé de las Casas, sino también a los hombres del Renacimiento, los de la Ilustración, Spinoza...


Conclusión de lo anterior y Justificación de lo que sigue: así las cosas, la operatividad social del Humanismo Cristiano es muy superior a la de cualquier otra filosofía. Naturalmente facilita la tarea religiosa de evangelización. Pero lo que yo voy a destacar ahora es que el Humanismo Cristiano, teniendo esas enormes posibilidades de ser aceptado por la generalidad, también es necesario a la humanidad, desde una óptica puramente temporal. Y lo quiero destacar porque aquello que es posible y necesario, debe hacerse.

La proximidad del cambio. No pocos de ustedes conocen mis tesis sobre las fases cíclicas de las Culturas: las apolíneas caracterizadas por su propensión a la democracia, libertad individual, igualdad, tolerancia, serenidad, pragmatismo, paz, con sus correspondientes aspectos negativos, hedonismo, indiferencia, nihilismo, relativismo, mediocridad, corrupción...Y las fases dionisíacas que potencian las apetencias de jerarquía, mérito, esfuerzo, Valores, con sus contrapartidas de ansias de autoritarismo, de desprecio de la compasión, de subordinación de la persona a los colectivos, de belicismo... Occidente vive desde 1945 una fase apolínea. Fase que se inició con la Declaración Universal de los Derechos del Hombre que, en más de un 90% de su contenido, es la cristalización de tradicionales principios cristianos. Razón por la cual, hay quienes consideran ocioso insistir en el Humanismo Cristiano. Es un error.

El nivel de efectividad de los derechos humanos es mucho menor de lo que decimos o pensamos. Hay amplias zonas del mundo donde no se reconocen o no se respetan los derechos humanos. En nuestro supuesto progresivo Continente del siglo XXI, primero la U.E. con la participación aquiescente y reiterada del Gobierno español del PP, y luego en España el Gobierno del PSOE, quieren imponer coactivamente la educación a los jóvenes, en aquellas concepciones morales que sus líderes creen correctas, o que no se atreven a decir que las creen incorrectas, contrariando lo que dice el art. 26,3 de la DUD del H y el art. 27,3 de nuestra Constitución; aquí parece que al menos se quiere imponer a todos los alumnos que se escolaricen en centros públicos, también a los pertenecientes a la media España a la que no representan, también a los chicos que, bien ellos o sus padres, rechazan esas concepciones morales. Asimismo, nuestros actuales sistemas democráticos, en si mismo mucho mejores que sus contrarios, en la mejor y más generosa de las hipótesis pueden ser considerados como "gobiernos para el pueblo", pero se encuentran a distancias siderales de ser gobiernos del pueblo o por el pueblo.

En todo caso necesitamos una doctrina que nos haga salir del todo vale, del bienestar como objetivo superior, de la igualación en lo mediocre, de la dictadura de lo zafio, de la superficialidad en el pensar...Pero es que además, según yo he razonado en mis publicaciones, nos encontramos en los momentos finales de lo apolíneo. Pronto llegará el estío dionisíaco y necesitaremos un pensamiento que cierre el paso al nietzscheano, a los neofascismos, a los neocomunismos, que pugnarán por reaparecer en cuanto el clima espiritual vuelva a serles propicio; o a otras nuevas teorías de sentido análogo.No tardaremos en tener que defender la dignidad del hombre en vez de la sumisión a la clase, a la nación, a la raza; la tolerancia frente a las pretensiones impositivas de los nuevos idealistas, el bien de la paz ante la exaltación de las virtudes bélicas, la esencial igualdad de las personas ante el desprecio y la persecución de grupos determinados, lo positivo de las cosas corrientes y pequeñas de la vida ante la borrachera de las grandes gestas...

La necesidad del H.C.: no nos valen los sistemas ideológicos de cada época, precisamente porque son modernos y de su tiempo, con todas las virtudes, pero también con todas las carencias y exageraciones del momento. Yo creo que tenemos que acudir al Humanismo Cristiano, doctrina profunda e intemporal que al afrontar la completa y compleja realidad del hombre, en todos los momentos y lugares, no por casualidad, propugna todo lo positivo que nos trae el amanecer de cada fase cultural o de cada ola vital, que por tanto permite poner el énfasis en lo propio de cada momento, pero que –simultáneamente- nos fuerza a considerar lo imprescindible de la etapa contraria –que es la anterior y será la siguiente-, sin incurrir en contradicciones, impulsando, conforme a la ley de la naturaleza, una tensión siempre equilibrante y creadora.

Porque el HC, por su base evangélica, sostiene y potencia las ansias apolíneas de libertad, igualdad, derechos humanos, tolerancia, paz..., pero ha de ser, y es, contrario a importantes aspectos del pensamiento hoy correcto y dominante. Porque afirma la existencia y necesidad de la Verdad (La Verdad os hará libres, Yo soy el Camino, La Verdad...), es radical, condenando las medias tintas y las posturas ambiguas (Porque no eres ni frio ni caliente estoy para vomitarte de mi boca. El que no está conmigo está contra Mi...), e impulsa la difusión de las convicciones más allá de cualquier relativismo (Id y predicad). Y este HC que nos reclama reaccionar contra lo negativo del tiempo apolíneo, que cree en la Verdad y en todas sus consecuencias, no nos permitirá abandonarnos a los excesos de la fase dionisíaca que se acerca, a los disparates a los que llegamos en Occidente durante el anterior tiempo dionisíaco de la primera mitad del XX, porque, al mismo tiempo que postula la Verdad, su Difusión y sus Exigencias, es rigurosamente anti-fundamentalista y no acepta que impongamos nuestras convicciones a los demás, ni siquiera mediante la simple coacción de tipo psicológico: el Vaticano II nos dice que la verdad sólo puede imponerse por la fuerza (interna, la belleza o el atractivo) de la Verdad misma (Mi Reino no es de este Mundo. Mete la espada en la vaina), y porque rechaza la subordinación del hombre a cualquier estructura, partido, clase, raza, nación, Estado... (No se ha hecho el hombre para el Sábado, sino el Sábado para el hombre). Esta ambivalencia o polivalencia que conduce a combatir los extremismos y degeneraciones típicas de cada una de las fases del ciclo cultural, se da no sólo en el eje Verdad-Tolerancia, sino también en otros muchos, igualmente básicos, la Paz como objetivo, como divisa, incluso como estilo de vida, pero no Irenismo, no la paz a cualquier precio; la Persona como centro de toda la filosofía, pero no el Individualismo. Se valora asimismo la Naturaleza, el Cosmos, las Comunidades humanas, algunas de ellas sacralizadas, como la familia; sí a la Igualdad de todo tipo de personas y en todos los órdenes. Pero no a la igualación, porque más allá de los ámbitos de la caridad, la retribución debe corresponder a los méritos y la responsabilidad ha de exigirse en función de los talentos de cada cual. No puedo detenerme ahora en ello. Algún día quizá me atreva a publicar lo que tengo reflexionado y ya escrito sobre ello.

El posibilismo y las minorías: preciso ahora que unas mismas Ideas son desarrolladas de modos diferentes según quien las encarne. Esta Casa tiene, o ha tenido tradicionalmente, dos modos característicos de difundir y aplicar el Humanismo Cristiano: uno de ellos es el posibilismo, la teoría de que hay que hacer el bien posible en cada momento, huyendo del "todo o nada", y el otro es el de la promoción y actuación a través de minorías. La Placa que está colocada en la fachada del Colegio Mayor da cuenta del propósito de la Institución de formar minorías selectas, con capacidad de dirección para el bien común.

A.- Por ello, al constituirse la 2ª República, recibiendo muchas críticas de los próximos, proclamó el acatamiento a la legalidad republicana y la tesis del accidentalismo en cuanto a formas de gobierno (como ya lo había dicho el iusnaturalismo de nuestro siglo de Oro) y el pequeño grupo del Consejo de Redacción del Debate, promovió desde la nada la creación de la CEDA, que en un solo año se convirtió en el Primer Partido Político de España.

B.- También por ello, establecido el Régimen de Franco, sin perjuicio de que algunos de sus miembros se negaran a cualquier colaboración, se estimuló la entrada de muchos otros que, desde dentro del Sistema, pudieran orientarlo hacia posiciones acordes con el Humanismo cristiano. De hecho contribuyeron a aproximarlo, aunque muchos que lo pretendieron no lograron cambiar las líneas maestras del edificio autoritario. En ello participaron personalidades como Martín Artajo, Ruiz Giménez, Silva Muñoz, Alfonso Osorio, Jacobo Cano, J. María Sanchez Ventura...

C.- Más tarde, a partir de la Asamblea de Manresa de 1968, mientras otros propagandistas continuaran trabajando en el posibilismo, como Federico Silva y otros distinguidos colaboradores y amigos suyos, el Presidente Abelardo Algora nos reunió a un grupo predominantemente joven para preparar soluciones democráticas posibles y cristianas, un futuro de convivencia en justicia y libertad, como rezaba el slogan que adoptamos a propuesta de José María Belloch, padre de un conocido socialista. Era un nuevo posibilismo al margen de lo oficial y sin seguir los caminos rupturistas que proponían PSOE y PC.

Promovimos campañas pro derechos humanos, y específicamente a favor del derecho de asociación política y del regionalismo. Apoyamos –y algunos financiamos - trabajos jurídicos que permitieran el tránsito ordenado y pacífico desde la legalidad franquista, autodefinida en sus principios como permanente e inalterable, a otra democrática, lo que Torcuato Fernández Miranda explicó luego como el camino "de la ley a la ley". Hicimos bajo la dirección de Abelardo Algora varios tanteos fracasados, como el de montar una Revista que se llamaba Temas para debate, nombre que habíamos registrado y luego utilizó Alfonso Guerra. Y finalmente acertamos cuando decidimos nuclearnos con el pseudónimo de Tácito, sobre la base de redactar y publicar un artículo semanal, al menos en el Diario YA, sucesor de El Debate, periódicos ambos fundados por esta Institución.

Tácito, coherentemente con las ideas y modos de la Casa, fue un grupo reducido. Es posible que se inscribiera un centenar. Yo nunca vi juntos a más de cincuenta. Y cuando el TOP procesó al Director del YA por uno de nuestros artículos, diciendo que el autor del mismo era desconocido, nos presentamos a responsabilizarnos ante aquel Tribunal 16 miembros del colectivo. Pero aun siendo reducido, fue importante porque, escribiendo y divulgando lo escrito, llegamos a tener un sistema congruente de pensamiento político democrático, porque podíamos echar mano unos de otros y porque tuvimos la oportunidad de ocupar una alta proporción de puestos destacados en el tiempo decisivo del cambio, haciendo prosperar nuestras ideas, obviamente en unión con otros, más Fraga Iribarne, más Adolfo Suárez, más Juan Carlos de Borbón.

De esos otros, me distinguen ahora con su presencia dos Vicepresidentes del Gobierno, Fernando Suárez y Rodolfo Martín Villa; varios Ministros, Carlos Pérez Bricio, Ignacio Camuñas, Ricardo de la Cierva, Luis González Seara; quien luego fue Jefe de la Casa de SM el Rey y ahora Presidente de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas, Sabino Fernández Campo; los Embajadores Graullera y Cuenca; el Alcalde de Madrid José María Alvarez del Manzano; y otros responsables de áreas muy delicadas de la Transición como José Miguel Ortí Bordás, Ricardo Larrainzar y Félix Diez Burgos.

Soy consciente de que lo hecho arrastra muchos defectos. Yo mismo participo en propuestas de reforma constitucional, que presentaremos públicamente, aquí mismo, en la tarde del 29 de mayo. Sólo los fundamentalistas de uno u otro signo creen ingenuamente que lo suyo, lo que imponen a los demás, es perfecto. Pero la realidad es que, sin volver a la guerra civil que era un pronóstico solvente y muy extendido, dentro y fuera de España, para después de la muerte de Franco, logramos implantar la democracia europea típica y un sistema de paz, de alternancia política, de amplia libertad y hasta ahora de progreso económico que ya dura más 30 años, periodo que, con estas características, en España solo fue superado por el también imperfecto y criticado Régimen Canovista.

Tengo aquí anotados ocho miembros de Tácito que fuimos miembros del Gobierno de la Transición. Por orden alfabético: José Luis Alvarez (aquí presente), Iñigo Cavero Lataillade, Eduardo Carriles Galárraga, Landelino Lavilla Alsina, Marcelino Oreja Aguirre, Juan Antonio Ortega y Diaz Ambrona, Alfonso Osorio García, José Manuel Otero Novas, Andrés Reguera Guajardo. Otro Tácito, Fernando Alvarez de Miranda, fue Presidente del Congreso en aquellos momentos.

No pocos, realizaron muy destacadas labores en las inmediaciones de la primera línea. Cito también por orden alfabético: José María Belloch, Gabriel Cañadas, Teófilo González Vila, Luis de Grandes (los dos aquí presentes), Juan Carlos Guerra, Eloy Ibáñez, Gabriel Peña Aranda, Serafín Ríos Mingarro, Alejandro Royo Villanova (hoy presente en la Sala), José Luis Ruiz Navarro, José María Sanz Pastor...Y aun hubo otras personas que han jugado papeles trascendentes en la Transición, como José María Ruiz Gallardón y Leopoldo Calvo Sotelo, que no participaron en Tácito, pero sí en otros grupos similares y anteriores de esta Casa.

He oído decir aquí a Alfonso Osorio que en su opinión la Transición no habría podido tener éxito sin el Grupo Tácito. Y ese Grupo nació y se reunió durante sus dos primeros años en esta casa, en este mismo edificio, a escasos metros de esta Aula. Si se me permite abrir un paréntesis, Sr. Presidente, yo echo en falta una placa conmemorativa en esa Sala.


CODA

Concluyo diciendo que esta Casa, en su vertiente externa y temporal, en mi opinión, debe reafirmarse en sus tres líneas básicas:

- Profundizar continuadamente en los fundamentos del Humanismo Cristiano, extrayendo sus consecuencias siempre actualizadas.

- Seguir haciendo todo el bien posible en el desarrollo del Humanismo Cristiano; abiertos con flexibilidad a la colaboración de quienes coincidan con nosotros en lo operativo, aunque no compartan nuestras convicciones de partida; sin desalentarse porque ese bien, día a día, sea escaso o parezca ser muy escaso.

- Saber que para conducir la sociedad, es imprescindible formar minorías coherentes, y decididas, siempre preparadas para la acción, pero con la inteligencia y la paciencia necesarias para saber esperar hasta el momento en que su presencia se hace socialmente eficaz; momento que no se sabe exactamente cuando llega, pero que siempre llega.

Algo de ello estamos haciendo aquí y ahora. Son los Círculos de Estudios, el Programa Esperanza 2000, los Congresos Católicos y Vida Pública, el Aula Política del Instituto de Estudios de la Democracia, etc. Y así debe ser, aunque no se perciba, aunque no se reconozca, aunque no se agradezca. Que tu mano izquierda no sepa lo que hace la derecha.

Pero yo, quizá por falta de virtud, pienso que en el futuro podrá reconocerse que, gentes promovidas desde esta Casa, volvieron a ser decisivas, y para bien, en nuestro YA próximo cambio de ciclo.

Muchas gracias de nuevo por su presencia y atención.



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