¿Qué empresa quieres ser cuando baje la marea?
«El declive se puede detectar.
El declive se puede evitar.
El declive se puede revertir.»
Jim Collins
«El declive se puede detectar.
El declive se puede evitar.
El declive se puede revertir.»
Jim Collins
Vivimos un tiempo de incertidumbre a nivel global nunca visto por las generaciones actuales. Estamos luchando, como nos contaba hace pocos días el JEMAD (i), contra un enemigo invisible, un enemigo que no entiende de corredores humanitarios, de respetar a los profesionales sanitarios, un enemigo que está devastando la economía e incluso rompiendo la cohesión de la Unión Europea.
Acaso cabe una reflexión más sobre los libros para directivos, titulados y demás interesados; sobre los orientados al crecimiento personal y profesional. Distinguía John Ruskin (siglo XIX) dos clases: los del momento y los de “todo” momento. Probablemente todos contamos con libros que leemos y releemos, enriquecedores ejemplares a los que diríase que tomamos cariño, libros escritos con el noble propósito de resultar aleccionadores e inspiradores al lector, sin confundirlo ni manipularlo con intenciones no declaradas. Quizá cabe añadir aquí una idea de Karl Maria Von Weber: “Un libro que no merece leerse dos veces, tampoco es digno de ser leído una vez”.
El IEEE (Instituto Español de Estudios Estratégicos) del Ministerio de Defensa hace llegar a Know Square el avance del Panorama Geopolítico de los Conflictos 2019. Se trata de un breve adelanto de lo que será la obra completa que presentarán en 2020, año en el que el IEEE cumple su 50º aniversario.
Hablamos a veces de pensamiento conceptual, analítico, conectivo, sistémico, creativo, estratégico, inferencial, sintético, generalizador, exploratorio, argumentativo, evaluador… Son, digamos, modalidades que apuntan al proceso y a los resultados de la cavilación. El denominado pensamiento crítico, bien entendido, apunta a la calidad, la precisión, la solidez del razonamiento para llegar a la verdad; así es: no se orienta al error sino a la verdad y resulta crítico por decisivo. El rigor cognitivo resulta imprescindible a la hora de enfrentarnos a la gran cantidad de información que nos rodea.
Organizaciones Exponenciales escrito por Salim Ismail junto con Michael Malone y Yuri van Geest, tres de los principales cerebros de la Singularity University de Google, una universidad que está revolucionando los patrones de la enseñanza y el aprendizaje, está editado por Bubok y traducido por María Castellano. El libro tiene dos bloques, uno de carácter más teórico, en el que se sientan las bases de las ExO, las organizaciones exponenciales, un segundo bloque donde se ponen ejemplos y casos prácticos de aplicación.
Francisco Javier Ibarrola Mendiguren y yo, reconocemos nuestra ignorancia al desconocer, de entrada, el verdadero significado de la denominación empresa colaborativa. Pensamos inicialmente que hacía referencia a empresa colaboradora lo que nos produjo una cierta extrañeza ya que es un término muy común sobre el que existe mucha bibliografía. Nos pusimos a investigar antes de iniciarnos en su lectura y descubrimos una expresión que nos clarificó su realidad: nuevo modelo que ha surgido en el actual paradigma económico en el cual el ciudadano consumidor asume también el papel de productor de valor, produciéndose pues la necesaria colaboración entre profesionales que aportan y reciben.
…Y las enormes piedras de una pequeña colina se separaron hasta dejar un hueco lo suficientemente grande por el que pasaron a una cueva… Alibaba dijo las mismas palabras, las piedras se apartaron y entró en la cueva donde se acumulaban grandes cantidades de oro y joyas preciosas…
Un día de principios de la década de 1970, Amos me pasó un ensayo mimeografiado de un economista suizo llamado Bruno Frey que discutía los supuestos psicológicos de la teoría económica. Me acuerdo hasta del color de las cubiertas: rojo oscuro. Bruno Frey apenas recuerda haberlo escrito, pero yo todavía puedo recitar su primera frase: “El agente de la teoría económica es racional y egoísta, y sus gustos no cambian”. Me quedé estupefacto. Mis colegas economistas trabajaban en el edificio de al lado, pero no había apreciado la profunda diferencia entre nuestros mundos intelectuales. Para un psicólogo es evidente que las personas no son ni enteramente racionales, ni enteramente egoístas, y que sus gustos son cualquier cosa menos estables. Nuestras dos disciplinas parecían estudiar especies diferentes, que el especialista en conducta económica Richard Thaler bautizaría luego como econos y humanos. (Kahneman, Pensar Rápido, Pensar Despacio, p. 351).
El siglo XXI es el siglo del cerebro. Durante décadas el estudio del cerebro era simplemente neurociencia. Los resultados de los estudios realizados eran conocidos casi exclusivamente por expertos, científicos y profesionales relacionados con el cerebro. En los últimos años, consecuencia sobre todo del mejoramiento de las técnicas de estudio, la neurociencia ha contribuido a derruir algunos de los mitos populares existentes sobre el cerebro; como por ejemplo, que solo utilizamos el 10% de nuestro cerebro, o que existen personas en las que predomina su cerebro izquierdo y gente con el cerebro derecho más desarrollado. Las técnicas de neuroimagen demuestran que no es así. Gracias fundamentalmente a que se le ha puesto apellidos neurociencia social, neuroeconomía, neuromarketing, etc.), la neurociencia se ha especializado y popularizado. Este interés divulgativo se ha traducido en una tendencia editorial en todo el mundo. Este es el contexto en el que se enmarca este libro.