Estos estrategas lo tienen claro, saben dónde quieren llegar, creen saber cómo, pero en realidad no es así. Con una motivación muy grande se ponen en movimiento pero un poco de reflexión no les vendría mal, el exceso de optimismo y su obsesión por el objetivo a alcanzar provoca un juicio sesgado de la realidad. Sin embargo pueden resultar muy adecuados para la organización… pero durante un tiempo limitado, después hay que plantearse las cosas desde un punto de vista mucho más reflexivo. Sería mucho mejor una combinación de su atrevimiento y perseverancia junto con alguna dosis de análisis y flexibilidad.

Gracias a la ciencia cada vez sabemos más sobre las cualidades personales que diferencian a las personas que tienen éxito de las que no. En el caso particular del ejercicio del liderazgo, cada vez hay más información acerca de las habilidades que hacen que los buenos directivos destaquen sobre los demás. Cualquier persona que tiene un cargo de responsabilidad sobre otros individuos se ha preguntado más de una vez cómo mejorar su forma de ejercer el liderazgo. En primer lugar, seguramente, como una forma de crecimiento profesional, pero en segundo lugar, y quizá más importante, para así tener más éxito en la misión que tiene encomendada.

“No voy a exagerar las cosas, Rafa es normal, yo soy normal. Rafa y yo somos gente normal de un pueblo, que seguimos la filosofía que ya escribieron los griegos: método, orden, voluntad y sacrifico”. Así se define Toni Nadal (“el tío Toni” como lo llama su sobrino, Rafa Nadal), en una enriquecedora y amena conferencia, a propósito de la presentación de su libro Todo se puede entrenar, celebrada en el salón de la Fundación Rafal del Pino, abarrotado por un público intergeneracional.

Hace unos días, leía en la prensa la historia de Gabriel Bristol, el CEO de Call Centers Intelicare, una joven compañía cuyas ventas, según la revista Inc., superaron los $ 11 millones de dólares en 2014, lo que supone un aumento del 120 por ciento respecto al año 2013. Gabriel pasó de ser un homeless, un hombre sin hogar, a desarrollar su propia compañía de call centers. Todo gracias a que descubrió su talento a explotar: conectar con las personas a través del teléfono y calmar sus ánimos. Lo que me parece verdaderamente interesante es que cuando le preguntan por ese talento, él cuenta que es algo aprendido. Lo aprendió, precisamente, cuando los demás -su familia de adopción y compañeros de la escuela- lo maltrataban de niño. Ahora, sabía muy bien cómo se sentía la persona con la que estaba tratando, y era capaz de reconocer pequeñas señales que le indicaban el camino a seguir, o no seguir, en esa breve relación pues, hace años, cuando era maltratado, equivocarse le costaba muy caro.

“Independientemente de lo que haga, para tener éxito necesita ser único, al menos por una vez.”—Kjell A Nordström— Con este grito de guerra comienzan el aclamado libro “Funky Business Forever” de los dos gurús suecos Kjell A. Nordström y Jonas Ridderstrale, doctores en negocios internacionales por la Escuela de Economía de Estocolmo. En él se analizan con perspectiva innovadora los muchos y continuos cambios empresariales que vivimos, impulsados por el exceso de información y los avances tecnológicos. Además de recomendar encarecidamente su lectura para entender el nuevo paradigma económico y social, queremos hacer nuestro este leitmotiv provocador aplicándolo al mundo de las presentaciones.

Con esta segunda entrega vamos a comenzar a describir cada una de los tipos de estrategias que se recogen en este interesante ensayo. En este caso el autor nos propone una descripción de lo que sería el NO estratega, quien aplica la estrategia 0 (en realidad la no estrategia). Partimos de una definición muy acertada que permite distinguir con claridad entre táctica y estrategia: “Táctica es saber qué hacer cuando hay algo que hacer y Estrategia es saber qué hacer cuando no hay nada que hacer”.

Llevo mucho tiempo sin escribir artículos por razones varias… ¡espero que no sea por falta de inspiración! Hoy por fin vuelvo a los teclados que, en el fondo, echaba de menos. Un buen consejo, aunque no te apetezca publicar tus escritos, da rienda suelta a tu imaginación y/o realidad y escribe, te libera de muchas cosas, entre otras de hacerte “bad blood” (suena más suave en inglés). Una de las cosas que peor llevo últimamente, a punto de cumplir mis 60 primaveras, aunque me reconozco cada vez más cascarrabias e in-tolerante, es la falta de coherencia.

Shackleton fue un explorador polar que, a comienzos del siglo pasado, obró un prodigio sin precedentes al convertir un fracaso rotundo (el naufragio de un barco en la Antártida, con la consiguiente imposibilidad de acometer la expedición que tenía planeada), en un éxito absoluto (regresar con todos sus hombres sanos y salvos, dos años después de haber partido). Según recoge “La brújula de Shackleton”, para lograr tamaña proeza el legendario explorador polar se valió de ocho cualidades. Según el libro “La brújula de Shackleton”, de Jesús Alcoba González (galardonado como primer finalista en los premios Know Square 2014) las ocho cualidades que conducen al éxito son las siguientes:

Esta "reflexión" se la dedico con todo mi cariño a uno de los mejores jefes que he tenido en mi vida; D. Miguel Reig Mediavilla, tristemente fallecido y que fue mi Coronel en la Brigada Paracaidista cuando yo era un joven e ilusionado Capitán. Él siempre me decía: "No te equivoques; la gente prefiere estar en la moqueta, porque en la trinchera hace un frío y un calor de narices".

Algo me llamó la atención de este libro el primer día que llegó a mis manos. Todos los miembros del jurado de los Premios Know Square dábamos los primeros pasos en el proceso de ir filtrando los variados ejemplares que nos habían hecho llegar las distintas editoriales. Ver en la portada el nombre de Sebastián Álvaro –creador de “Al filo de lo imposible”- como prologuista del libro me puso en alerta. Se me disparó un pensamiento: “Si un aventurero de las características y talla de ‘Sebas’ -a quien tengo el placer de conocer y con quien comparto grandes amigos-, se ha prestado para escribir el prólogo de este libro, mucho y muy bueno debe haber en sus páginas”.

Todos deseaban tocar con él. Sabían que era duro, pero para quien quería ser brillante, llamar la atención o llegar a la cumbre en una banda de jazz, era el maestro preferido para ello. Cuando ya lo conseguían, se daban cuenta de que no sólo era duro: era un desalmado, un déspota, un tirano.

“Es más importante y difícil darse cuenta de que podemos elegir que el hecho de tomar una decisión”. Esta es la premisa con la que comienza el libro y quizá lo más importante que nos enseña. Libro sencillo de leer, ameno y que en cada una de sus páginas nos muestra que, con el simple (aunque no siempre fácil de reconocer) hecho de ser conscientes de que podemos elegir, podemos cambiar, no sólo nuestra vida o la percepción que tenemos de la misma, sino que también podemos que los demás lo hagan.

Psicólogo, escritor, profesor, coach y autor de “El arte de no amargarse la vida”, bestseller Nº1 en ventas en toda España (libros de no ficción) con más de 200.000 copias vendidas el pasado año y referente de la psicología a nivel mundial, ha sacado a la luz su nuevo libro “Las gafas de la felicidad” con el que nos sorprende, convirtiendo a sus lectores en personas mucho más fuertes y felices… Pero Rafael, ¿qué es para ti la felicidad?

Los estantes (virtuales o no) de las librerías de empresa, están repletos de publicaciones sobre aspectos relacionados en mayor o menor medida con la estrategia. Google, por poner solo un ejemplo, nos devuelve más de 3.500.000 resultados buscando por “libros” con este término. Esto nos refleja la importancia que se le da a la estrategia empresarial. En comparación con otros ensayos, lo que hace a este libro especialmente interesante, es la claridad en la exposición de las ideas que introduce, los pilares sobre los que construye su modelo y la elaboración de cada uno de los perfiles del estratega, junto con anécdotas, ejemplos, un estilo desenfadado y no exento de sentido del humor, logran que su lectura además de útil sea entretenida.

De cómo ha evolucionado el voluntariado en las organizaciones del tercer sector y deportivas y cómo se incorporan las ideas de gestión de la empresa en organizaciones deportivas aficionadas y sus consecuencias.

Es el título (Leading with questions) del libro publicado el año pasado por Michael J. Marquardt. Cuenta el autor que cuando el “Center for Creative Leadership” estudió a 191 ejecutivos con un historial de éxito, descubrió que la clave del éxito ejecutivo era crear oportunidades para preguntar y, luego, hacer preguntas. Veamos por ejemplo la respuesta de Robert Hoffman director ejecutivo de desarrollo organizativo de Novartis: “las preguntas me han cambiado totalmente; tengo mayor auto-confianza y una actitud más relajada. En las conversaciones, no siento que siempre tengo que tener respuestas ni en situaciones en las que necesito hablar como reacción a una cuestión surgida en el momento. Siento que esto ha incrementado mis habilidades de comunicación, especialmente las de escucha y de persuasión”.