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Nuevas generaciones IT (Artículo)

A menudo hablamos de "¡Como vienen las nuevas generaciones!" sobre todo de su capacidad para utilizar y entender las nuevas tecnologías. El tema de fondo es que ellos han nacido con la tecnología en las manos y no conciben el mundo sin ella. Nada les parece extraño, ni innovador por muy puntero que nos parezca. Sus necesidades en este sentido se basan en la hipercomunicación sin barreras.

Sin embargo, a los que hemos nacido sin tecnología a nuestro alrededor nos cuesta más entender para qué y por qué la vamos a utilizar. Todavía recordamos cuando en nuestros primeros teléfonos móviles había una funcionalidad bastante escondida en el menú que decía "enviar mensajes cortos" y nadie sabía exactamente para qué los íbamos a utilizar, ni en qué situaciones. Ahora los teléfonos móviles se hacen más ergonómicos y con las teclas más grandes para que nuestros mayores puedan, además de emitir y recibir llamadas, poner mensajes. Los SMS se han convertido en una de las maneras de comunicación más extendida, superando en algunos casos a la propia voz que ha inventado un nuevo lenguaje de comunicación, basado en reglas nemotécnicas e iniciales.

¿Alguien ha visto a un quinceañero conectarse vía bluetooth y hacer un chat con el resto de las personas a su alrededor? ¿Y recibir las mejores ofertas en el móvil al entrar en un centro comercial? ¿Y saber exactamente dónde se encuentra él y dónde sus amigos? Estos y muchos otros ejemplos que podrían parecer ciencia ficción no lo son. ¿Quién tiene que adaptarse? ¿Ellos o nosotros?

Muchos de nosotros nos podríamos preguntar qué sentido tiene saber exactamente dónde se encuentra el próximo autobús que vamos a tomar, o el taxi libre más cercano. Vamos a la parada correspondiente o levantamos la mano, ¿verdad? Sin embargo, en breve será posible coordinar las compras a realizar durante un trayecto, buscando las mejores ofertas, reservándolas y planificando los tiempos de desplazamiento contando con el tráfico rodado y peatonal. De tal manera que podamos hacer la reserva del taxi más cercano, en el punto que queramos y en el momento más adecuado. Todo esto desde un dispositivo móvil que nos indique exactamente nuestra posición, la del taxi y las tiendas donde recoger los artículos comprados.

Hace no mucho tiempo, viendo películas futuristas solíamos comentar, "al final nos pondrán un chip a cada uno para tenernos localizados". En cierta manera, esto que nos parecía entonces un ataque a nuestra intimidad ya lo estamos haciendo poco a poco. Primero dábamos a nuestros hijos móviles para tenerlos localizados, al menos por voz, y ahora les implantamos una aplicación en el móvil para saber exactamente donde se ubican y, lo que es más interesante, no se sientan observados al mismo tiempo, ni agredidos en su intimidad. Lo ven lo más natural del mundo. Ellos ya lo hacen con sus amigos.

Las nuevas generaciones no conciben el mundo sin dispositivos móviles, sin redes de contactos virtuales, sin entornos de colaboración virtual, sin e-books, sin la comunicación ni la transmisión online, sin multimedia, sin banda ancha, sin imágenes, sin cámara en el bolsillo, sin correo on-line, sin chats, sin Internet como medio de vida, sin poder modificar y adaptar el código fuente a sus necesidades, sin poder encontrar cualquier información, sin MP3, sin descargas de contenidos, sin blogs, sin bluetooth, sin saber cómo se llega a un lugar por medio de un dispositivo electrónico, sin saber dónde están sus contactos, etc. Y además parece que no pueden prescindir de nada de ello.

¿Podríamos decir que estas nuevas generaciones son raras por requerir todas estas tecnologías? Estamos asistiendo a un choque generacional excepcional, en el que no tenemos ni las mismas necesidades ni los mismos valores, en el que quizás seamos "los mayores" los que nos tengamos que adaptar a sus necesidades y a sus formas de ver el mundo.

En este sentido, cada vez existen más necesidades de colaboración entre Centros de I+D+i, Centros de Enseñanza y Universidades, con una progresiva incorporación de jóvenes usuarios en comités de sabios, y alineamiento de los temas académicos con la realidad social, profesional y laboral. Todo esto está generando un cambio de reglas del juego a todos los niveles. Cada vez más se crean negocios, alianzas y acuerdos alrededor de Internet, de la movilidad, del teletrabajo y de la conciliación laboral. Se dota a la sociedad y a las empresas de herramientas tecnológicas suficientes para ello: infraestructuras, dispositivos más potentes, banda ancha fija y móvil, aplicaciones y servicios de valor añadido, etc. de nuevas reglas y procedimientos de actuación en definitiva, de nuevos perfiles profesionales, de una formación más adecuada.

Muchas empresas TIC, conscientes de ello, no piensan ya sólo en sacar el mayor número de smartphones al año y con el mayor número de funcionalidades. Ahora hablan de sus tecnologías como un commodity, y lo que necesitan es darles un mayor valor añadido, es decir, darles un sentido de servicio y utilidad.

Existen compañías de comunicación que ya utilizan las tecnologías y las plataformas de las redes sociales, supuestamente nacida con las nuevas generaciones, para hacer comunicaciones corporativas, visualización de perfiles corporativos, establecimiento de grupos de debate, asociaciones privadas, formación distribuida, búsquedas de empleo, tráfico de información, gestión del conocimiento, etc. y, por supuesto, campañas de marketing y publicidad.

Otras empresas utilizan la opinión y la experiencia de las nuevas generaciones en el uso de sus tecnologías para mejorar su portfolio de producto y servicios, y tener en consecuencia más y mejor llegada a su público objetivo.

Dados los tiempos que corren, otras empresas han generado la necesidad de ahorrar costes de desplazamiento de empleados y han puesto a su disposición nuevas tecnologías de telepresencia y video conferencia de alta calidad, consiguiendo con ello, no sólo un ahorro de costes, sino la introducción de una nueva cultura empresarial y forma de trabajar.

Nos encontramos en una fase de Revolución y Relación Digital, donde los drivers del mercado masivo se basan en que el usuario es generador de contenidos y requiere una mayor usabilidad (por ejemplo, cuarta pantalla: cine, tv, pc y móvil) e innovación. Desde el punto de vista empresarial, se manejan otros drivers como la virtualización de las infraestructuras y de los contenidos, la mejora de la producción, el pago por consumo y la asociación de los costes a los servicios.

Una Revolución Digital basada en la reducción de los costes de producción y almacenamiento, en el incremento de los entornos de colaboración y del acceso al mundo digital. Internet lidera esta revolución con el crecimiento del consumo de información, de los números de mensajes y las redes sociales como complemento al enriquecimiento de las relaciones, y como un lugar transaccional (servicios, viajes, seguros, vivienda, auto, etc.). Todo esto obliga a la creación de nuevos modelos de negocio, entretenimiento, formas de publicación y hacer periodismo, de gestión del conocimiento, procesos de comunicación y acuerdos de colaboración.

En definitiva, nos encontramos en un proceso de cambio continuo en el que la tecnología es la protagonista. Existe cierta incapacidad de reconocer el valor de las nuevas tendencias por parte del sistema económico, en el que tenemos que acostumbrarnos a cambiar de formas y maneras de pensar y de la manera más rápida, en el que nuestro éxito empresarial depende de nuestra capacidad y velocidad de adaptación al medio y a la coyuntura económica y social. En definitiva, las personas tenemos que ser más eficientes y eficaces en la toma de decisiones, y donde las nuevas generaciones nos pueden y nos tienen que enseñar a convertir este cambio en algo rutinario.


Alvaro Bueno
Director Asociado de Norman Broadbent

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