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Voluntarios, aficionados, amateurismo y deporte base (Artículo)

De cómo ha evolucionado el voluntariado en las organizaciones del tercer sector y deportivas y cómo se incorporan las ideas de gestión de la empresa en organizaciones deportivas aficionadas y sus consecuencias.

Aficionado: (persona) Que practica por placer una actividad, generalmente deportiva o artística, sin recibir habitualmente dinero a cambio.

Voluntario: m. y f. Persona que se ofrece a hacer un trabajo u otra cosa, no estando obligada a ello.

Amateur :(voz Fr.) Aficionado, no profesional.

Hace unos veinte años que  comenzó en España  la  profesionalización del  ahora llamado “tercer sector”, coincidió con el final de la prestación social sustitutoria, incorporando en sus estructuras a muchos de los “voluntarios” que habían  realizado la prestación en dichas organizaciones, como  técnicos de programas, administrativos, coordinadores de actividades etc.

Fueron los años de las grandes catástrofes  humanitarias  televisadas  como la guerra de los Balcanes, las crisis en el cuerno de África,  el fin de los conflictos internos  en Centroamérica  y  donde las organizaciones  como  Médicos del Mundo, La Cruz Roja, ACNUR, MPDL   alcanzaron  gran  visibilidad social  y  por primera  vez se recurrió a un “crowdfunding" masivo para la financiación de sus proyectos y misiones (Lo que en un principio les costó más de un dolor de cabeza), siendo muy necesaria la  captación de  profesionales y voluntarios para la gestión de dichos programas.

Paulatinamente y tras la aparición de una formación reglada y especifica  en este campo (tercer sector),  se fueron incorporando profesionales remunerados a las organizaciones  para la gestión de los  proyectos a tiempo completo, cada vez más complejos y estructurados, que requerían de unos conocimientos técnicos  similares  a los que se requieren para trabajar en una empresa.

Las diferentes organizaciones (asociaciones, ONG,s, fundaciones, etc.) se han ido  puliendo y aquilatando con el paso del tiempo hasta  tener  clara  cuál es la parte “ profesional “ y cuál es la parte “voluntaria”, gracias en parte, al desarrollo de legislación específica a nivel estatal y autonómica,  teniendo  claro que,  una  parte importante de las organizaciones  recae en los voluntarios, personas que dedican  parte de su tiempo a  la organización  por el cual no perciben  ninguna gratificación,  con unos roles  y funciones  muy definidas dentro de las organizaciones y los proyectos.

Esta profesionalización,  alcanzada en  este tipo de organizaciones del tercer sector, se encuentra latente en el entorno de los clubs deportivos  de base, donde  se  sigue empleando el apelativo de  “aficionado” para definir que no se cuenta con profesionales remunerados de una manera  “oficial” ( esto es dados de alta en la Seguridad Social, con un contrato en vigor etc.).

Lo que ocurre con los clubs deportivos de base, es similar a lo que ocurrió  hace veinte años con las organizaciones del tercer sector. La  población demanda más competiciones, mejor organizadas,  más  completas, con más nivel, en definitiva quieren emular a los “profesionales” de la práctica deportiva pero a niveles de aficionados.

Estas organizaciones deportivas tienen que transformar paulatinamente sus estructuras “aficionadas”  en  estructuras “amateurs” para poder  cubrir la demanda  de la sociedad.  Esto no significa que se tengan que transformar en  entidades profesionales  como si  de una empresa se tratara, pero si  deben  adoptar  una estructura  profesional,   gestionada  por  personal voluntario y dirigida  si fuera necesario y posible por  un profesional de la gestión deportiva.

Para esta  transformación en los  modelos de gestión de entidades  deportivas de  base, los primeros que tienen que tener un cambio de mentalidad son los dirigentes de estas organizaciones,  que en múltiples ocasiones las dirigen de un modo “paternalistas” y con una resistencia al cambio palpable y  que mantienen estructuras organizativas obsoletas  o  ineficaces para la gestión de las mismas.

Para solucionar este tipo de organizaciones arcaicas, desde las  federaciones  deportivas (regionales o nacionales) se deben de “estandarizar “los requisitos y los criterios que debe de cumplir todo club que quiera participar  en las competiciones deportivas. Un ejemplo de esta estandarización  la está aplicando la  federación Inglesa de Rugby (RFU) con su programa de homologación de clubs de rugby cara al mundial de rugby que tendrá lugar en Inglaterra en 2015.

Además,  para su desarrollo, las entidades de deporte base, deben crear una estructura de club similar o a escala de un club  deportivo profesional, esto es, tanto organizativa como metodológica.  No solo se han de imitar las tácticas y técnicas deportivas, también se  han de imitar los modelos de gestión deportiva, administrativa y social de los clubs profesionales.

Se  ha de  contar con una planificación de las actividades,  estructurada por  edades, rendimientos,  objetivos, etc... Así  como  de un programa de  voluntariado  para la gestión de las diferentes  áreas de los clubs y  entidades deportivas.

Hay que dejar claro que los voluntarios son eso, voluntarios y  evitar en la medida de lo posible el  crear falsas expectativas laborales y crear la figura de los falsos profesionales, esto es, voluntarios, que tras un tiempo en la organización, reclaman un contrato o un puesto  remunerado dentro de la organización.

Es fundamental establecer un programa de incentivos  para los voluntarios de las organizaciones que suplan el pago  de salarios y compensar el esfuerzo  que se realiza en el día a día. Estos incentivos van desde  los cursos de perfeccionamiento, intercambios con otras entidades, equipamiento  deportivo o reconocimiento público a la labor realizada por los voluntarios.

Para  hacer  posible este cambio en las organizaciones deportivas de base, cada vez  es más necesaria la figura de los gerentes  de entidades deportivas,  para una correcta gestión  y administración de los mismos.

Los gerentes de  estas entidades son  los responsables del “día a día” de las mismas, de la gestión administrativa, del control del  personal voluntario, de la comunicación con los padres, de los viajes y de un sinfín de  detalles para el buen funcionamiento de los clubs.

Los principales problemas a los  que se enfrentan  las entidades deportivas de base para la contratación de un profesional son: ¿cómo se paga esto? , ¿quién lo paga?, ¿hay que  darlo de alta?  Y más teniendo en cuenta que son, en la mayoría de los casos, actividades estacionales (8 meses de duración de media). Las economías de los clubs no dan para la contratación de un profesional a tiempo completo  y mucho menos  de manera indefinida (los costes que se generarían serian inasumibles  para estas entidades).

La solución a este problema  para la gestión  financiera de estas entidades deportivas  vendría dada por una nueva ley de Mecenazgo  a nivel estatal, junto con el desarrollo de la ley del voluntariado, enfocada a entidades deportivas, que no tienen esa consideración de “ tercer sector”  y por un soporte  técnico, administrativo y gerencial estandarizado  y  eficaz  dirigido desde las diferentes federaciones regionales y nacionales que permitan contar con  herramientas  útiles para la  buena marcha de las organizaciones.

Las exigencias  en el deporte de base  cada día son más altas  y se ha de contar con las herramientas más adecuadas para poder desarrollarlas con los mayores parámetros de calidad y satisfacción tanto de los usuarios como de las personas involucradas en las organizaciones, empleando  estrategias  ya desarrolladas en las organizaciones profesionales y de contrastado éxito y utilidad. Si esto es así, contaremos con clubs  bien gestionados y  con deportistas satisfechos.

 

Adjunto
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